La fotografía Boudoir no es más que un estilo gráfico que propone imágenes muy femeninas, elegantes, seductivas por lo que no es necesario ser muy explícito en las poses, donde se insinúa pero no se enseña y cuyo propósito, no es más que permitir que la mujer se sienta a gusto consigo misma.
Boudoir, proviene del francés “bouder” que podríamos traducir como “estar de mal humor”. Se refiere al pequeño cuarto íntimo donde las damas se arreglaban y donde también podían conversar entre amigas.
No se sabe exactamente cuándo surge la fotografía Boudoir, pero en el 2013 fue una tendencia para fotografías pre-boda. Muchas mujeres que se han realizado este tipo de sesiones, lo hacen como regalo especial para su pareja, pero pienso que el objetivo más importante debería ser para descubrir lo sensual, frescas y divertidas que pueden llegar a ser.
Este tipo de fotografías tiene muchos estilos y sugiere imágenes muy diferentes. Hay que cuidar mucho el detalle de la luz y el ambiente debe ser cálido.
Toda mujer, no importa su edad, tiene el poder y el derecho de poder transmitir seguridad y seducción.
Lo importante es tener una buena comunicación con el fotógrafo, asegurarse que sea un profesional, que tenga buen gusto y sobretodo que se pueda confiar en él.
Agustín Gonçalves quien fue mi fotógrafo en esta aventura, tiene un estilo muy particular de iluminación y aprovechó al máximo la luz natural que provenía de la ventana de la habitación. Me comentó que su principal objetivo era plasmar la sensualidad sin ser vulgar. Todo un reto para este destacado actor/fotógrafo que jamás había experimentado este estilo gráfico.
Además de fotógrafos masculinos que realizan este tipo de fotografías, existen cada vez más mujeres fotógrafas que incursionan en esta rama de la fotografía, como Monalissa Silvera a quien pregunté ¿por qué eligió dedicarse a este estilo de fotos? A lo cual me contestó: “Mi objetivo es lograr empoderar a la mujer por medio del auto reconocimiento. Que amen y adoren sus cuerpos. Que descubran lo sensuales y seductoras que pueden llegar a ser.”
Por lo general, las mujeres se sienten más seguras y confiadas de que otra las retrate, sobre todo si no tienen experiencia posando o simplemente por vergüenza o timidez o por complejos.
Para la toma de una sesión de fotos “boudoir”, se necesita tacto y firmeza para dirigir además de un amplio conocimiento de la anatomía femenina para poder guiar al sujeto. En efecto, si a un fotógrafo le toca una mujer que insiste en hacer poses inadecuadas, hay que convencerle que esa pose no reflejará el propósito de la sesión o la desvirtuará por completo. Hay que darle siempre prioridad a la elegancia.
Al final si decides hacer una sesión “boudoir”, tú pones los límites, decides cuánto quieres proyectar. El resultado puede ser un bonito recuerdo para la posteridad.
Fotos: Agustín Gonçalves. Locación: Hotel Le Meridien
0 comentarios