No hay nada que tenga más poder que las palabras. Parte de nuestra imagen es nuestra comunicación verbal.
Las palabras provocan en cada persona diferentes actitudes, sentimientos y reacciones. El poder de las palabras radica en la capacidad de inspirar, motivar, herir y consolar. Además, pueden influir en cómo nos perciben los demás, en la claridad de nuestro mensaje y en la efectividad de nuestra comunicación.
En mis charlas de comunicación y atención al cliente, hablo mucho de esas “palabras prohibidas” que lo único que traen son reacciones negativas.
Te comparto las más comunes:
“No puedo”: En lugar de decir esto, trata de ofrecer alternativas o soluciones. Ejemplo: “esto es lo que puedo hacer por usted…”
“No sé”: Intenta decir “voy a averiguarlo por usted o “buscaré la información que requiere”.
“Eso no es mi problema”: En lugar de rechazar un problema o preocupación de un cliente, trata de ofrecer asistencia o encontrar una solución. Ejemplo: “si me da unos minutos consultaré con el encargado del departamento para resolver su problema”
“No es posible”: En lugar de negar rotundamente una solicitud del cliente, intenta explicar las limitaciones y ofrecer opciones o compromisos. Ejemplo: “Con mucho gusto voy a consultar para ver cómo puedo atenderle”.
En conclusión, es importante usar con cuidado y consideración tus palabras no solo para tus clientes, también para tus relaciones personales y promoción de tu marca personal porque de no usarlas adecuadamente, puede construir puentes o barreras en tu interacción con los demás.
¿Qué otras palabras utilizarías para reemplazar las prohibidas?
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