Hasta inicios del siglo XX, las mujeres elegían su lencería tomando en cuenta consideraciones sociales, aún en detrimento de su salud. El “qué dirán” tomaba una importancia desmesurada y un porte conforme a los dictámenes de la época aseguraba una buena reputación y un buen matrimonio.
Hoy día, la mujer ha crecido a pasos agigantados y uno de los resultados de este renacer es la toma de decisiones propias y ¿por qué no? la elección de su lencería.
Por eso, cada prenda íntima dice mucho de nuestro estilo y personalidad y nuestras compras, aún en la selección de nuestra ropa, se ven influenciadas por nuestro estado de ánimo y lo que queremos proyectar. Hemos descubierto que la confianza y sensualidad que puede emitir una de estas piezas al mirarnos al espejo es única.
La razón por la cual se creó o inventó la ropa interior en los inicios fue por higiene, por calidez adicional en países de clima templado, para preservar la decencia y hasta por puro fetichismo.
Es increíble como la ropa interior ha dado un vuelco a través de las décadas. Te dejo aquí un breve recorrido. Sin ánimos de hacer un recorrido exhaustivo de la ropa interior, cabe destacar que ésta, al igual que la moda, no es más que una adaptación a los cambios de época.
Creo que cada época tiene su liberación sexual. Siempre creemos que las generaciones anteriores a nosotros eran más conservadores. “La moral de una época se encuentra bajo las faldas”.
La historia de la lencería empieza a finales del siglo XVIII. Los corpiños se habían impuesto para moldear la figura de las mujeres y corregir su postura. El porte de esta prenda tenía que ver mucho con la decencia y el no utilizarla representaba una grosería y hasta catalogaban a las mujeres que no se conformaban a estos dictámenes de la sociedad, como “casquivanas”.
En 1800 se impuso el corpiño, a pesar de que años antes durante la revolución francesa, las hijas de la revolución quisieron deshacerse de ellos además de sus medias y todo lo que representaba un estorbo a su recién adquirida libertad.
En el siglo XIX, el corset se impuso en las mujeres de todos los extractos sociales. La “taille de guêpe” o cintura de avispa era parte de la vida y las mujeres aprendieron a respirar sin usar mucho oxígeno y a llevar siempre su frasquito de sales para sus frecuentes desmayos.
En los años 20, las mujeres cambiaron su vestuario, se atrevieron a cortarse el cabello y este cambio se reflejó también en su ropa interior que se volvió más atrevida y femenina. Estos cambios que influyeron también en los años 30, aún se ven reflejados en lo que usamos en la actualidad.
En los años 50, inició la proyección sensual de la mujer a través de los Pin-Ups donde se mostraban los pechos elevados y se lucían caderas más anchas.
Dos décadas más tarde, en plena liberación femenina, las que no optaron por quemar sus brassieres en la calle, dejaron atrás la sensualidad del liguero. La ropa interior de esa época salió de la paleta de colores neutros para dar la bienvenida al color y a los estampados.
En los 80’s, la época de los excesos, artistas como Madonna y Cindy Lauper se atrevieron a “mostrar” su ropa interior como parte de su “outfit” influyendo mucho en la década siguiente.
Entrando los 90`s, se pierde el “pudor” y se marca un estilo que todavía hoy día lo vemos en el estilo punk y rock: se trata de asomar parte de la ropa interior por debajo de la ropa. En esta época, se suman accesorios y complementos que favorecen a la mujer como las almohadillas incorporadas en los “brassieres” que aumentan el busto y se populariza el uso de la tanga.
El avance de la lencería representa la evolución de la mujer, que se presenta como más decidida y vemos en las pasarelas internacionales como los diseñadores han introducido en propuestas modernas lucir la ropa interior como parte del vestuario.
En pleno siglo XXI, nada se impone o exige. Tenemos la suerte de poder escoger tanto nuestro vestuario como nuestras prendas íntimas, tomando en consideración nuestros gustos, estilo de vida y nuestra comodidad. Existe una variedad infinita de estilos y a cada una de nosotras, nos toca escoger lo que mejor nos conviene o satisface.
Interesante exposición histórica de la moda «interior». Además de que gráficamente podemos remontarnos a la historia y evolución del lingerie, también lo has presentado de manera tan representativa de la evolución de la mujer. En nuestro tiempo, es vital reconocer que escoger nuestra lencería también es una extensión de nuestra propia personalidad y no una imposición de sociedad, como en tiempos antiguos. Y lo mejor es que ya no sólo la usamos por comodidad o seguridad de prenda íntima, o por transmitir sensualidad para una experiencia íntima, si no también como un accesorio de ropa que es un reflejo de nuestra personalidad, estado de ánimo y hasta autoestima. Ya no se limita el uso de la ropa interior para compartir con una pareja si no que también es una prenda que muestra quién es y cómo es la mujer que la lleva. Felicidades y excelente escrito.
Gracias por tu comentario Aurora! Que bueno que te gustó 🙂
Cuando tienes esa sensación que viviste esos años de corpiños!! Wow! Siempre me ha encantado ver a las mujeres de esa época como lucían! Aunque con lo complicado de usarlo y lo asombroso que marcan la cintura! Un hurraaaa por vivir estos tiempos que usamos lencería cómoda jajaja (bueno mi persona).
Excelente artículo! «As always »
Abrazos amiga!