Desde siempre, nos han inculcado que estar en pareja es mejor. Si no me crees, ¿qué me dices del célebre dicho: “sólo al conocer a tu alma gemela te sentirás completa”?.
A todo ser humano le gusta la compañía de alguien, pero la soledad también tiene su encanto. Después de todo, reza el dicho “más vale estar sola que mal acompañada”.
Si eres de las que piensas que la soltería es una condición humillante o denigrante, puede ser la primera señal de que eres dependiente afectiva.
En la vida tenemos que darle valor, no solo a nuestra relación de pareja, sino que debemos igualmente colocar muy en alto nuestros logros personales y profesionales, aprender a disfrutar de la vida, de los momentos buenos y experiencias nuevas, sin la necesidad de tener una pareja al lado.
Después de haber pasado por la experiencia de varias relaciones largas, entendí la importancia y ventajas de estar sola. El camino fue largo, con mucha meditación y reflexiones acerca de encontrar un sentido a las experiencias vividas, tanto las exitosas como las negativas. El resultado es que alcancé una plenitud y felicidad que dependían solamente de mí.
Como todo lo que vale la pena, los comienzos van cuesta arriba. El primer paso es quizás el más difícil: identificar y destruir estereotipos tales como «si no te casas no habrás logrado nada».
Ahora bien, pregúntate ¿Cuándo fue la última vez que estuve sola, es decir sin una pareja estable? Es más, ¿cuándo fue la última vez que disfruté de mi soledad? Si no lo recuerdas, estás en la misma etapa en la que estuve yo.
No es lo mismo estar soltera, feliz y tranquila, que andar llorando y comiendo dos pintas de helado al día porque llevas semanas o meses sin pareja.
Encontrar el alma gemela es lo máximo, es la unión de dos personas que se complementan y aportan a la relación un enriquecimiento mutuo. Pero, muchas veces la convivencia establece ciertas prioridades que nos obligan a modificar nuestros hábitos y caemos paulatinamente en cierta rutina que no corresponde a nuestras aficiones, gustos o personalidad.
Que rico el inicio de una relación, cuando “la escoba nueva barre bien”. Sin duda, todo empieza con muchos detalles y amor y difícilmente nos queremos separar de esa persona, lo cual es normal. La situación se torna problemática cuando te vuelves dependiente de tu relación al punto de pensar que tu trabajo, tu familia, tu círculo de amistades, tus propios gustos e ideales carecen de importancia.
Esta dependencia puede llegar a afectar aún más cuando la relación termina y los hábitos adquiridos se ven de repente interrumpidos. La sensación de vacío es difícil de superar.
En centenares de libros y a través de la historia, vemos como la unión de dos personas se ha utilizado como símbolo de permanencia y de plenitud, independientemente del final: iniciamos con Eva que fue creada de la costilla de Adán, Cleopatra y Marco Antonio, Bonnie y Clyde, Romeo y Julieta, Rodrigo Díaz y Ximena, Sansón y Dalila, Tarzan y Jane, por mencionar algunos.
¿Cuántas mujeres no saltan de una relación a otra con el afán de no estar solas?
“La ansiedad, desesperación y a veces hasta obsesión de creer que tu felicidad depende de alguien atrae relaciones mediocres.”
No es una experiencia negativa el estar sola, sobretodo cuando tu experiencia con parejas anteriores ha sido mala. Llegas a depender menos de otra persona en materia afectiva y eso refuerza tu carácter y autoestima.
Si lo dudas, a continuación algunas ventajas que te permitirán disfrutar de tu soledad:
– Te reinventas y descubres potenciales que ni sabías que tenías.
– Tienes más tiempo para dedicarte y consentirte.
– Puedes reanudar lazos de amistad y familiares que habías dejado de lado.
– Disfrutas de paz y tranquilidad.
– No dependes de otras personas.
Que rico compartir nuestros momentos en pareja pero con esto solo quiero dejar en claro que tu vida no debe girar en torno a otra persona. Tu felicidad depende de ti y no de terceros.
¿Qué opinas al respecto?
Foto Portada: Omar Simoza Foto Portada Interna: Yolena Samudio. Vestuario: Hola Mi Reina/Vassa Mujer
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